Destellos de la locura
Hinchas de Atlanta tiraron fuegos artificiales cerca del estadio y desataron la barbarie en medio de una zona liberada. La hinchada de Deportivo Morón identificó una persona, hubo corridas contra la Policía, piedras y balas de gomas.
Hinchas de Atlanta tiraron fuegos artificiales cerca del estadio y desataron la barbarie en medio de una zona liberada. La hinchada de Deportivo Morón identificó una persona, hubo corridas contra la Policía, piedras y balas de gomas.
Adentro del magnífico rectángulo, un partido con resultado congelado desde hacía varios minutos. El tiempo no cambió nada, más allá de la voluntad hecha arrebatos insuficientes. Afuera, la sensible locura apegada a los colores distintivos. No hay doble lectura. Tampoco es bueno que la haya cuando el tema está demasiado claro. Es más, voces oficiales aseguraron en off tener conocimiento de lo sucedido. Claro, la negligencia, la inacción en el momento preciso y la propia connivencia se convirtieron en ese estado de nerviosismo, que irrumpió en la fría noche.
Iban 40’ del segundo tiempo cuando las luces invadieron cada una de las desorbitadas miradas. Desorientados aunque la claridad de la lejana decena de fuegos artificiales abrieron un sinfín de interrogantes. Varios respondidos con indiferencia. Al parecer, tres simpatizantes de Atlanta, al parecer a bordo de un Renault 21, originaron el hecho a metros de las vías del Ferrocarril ex Sarmiento y escapó con celeridad del lugar. El eco de las voces fue un llamado de atención. Y en segundos, gran parte de la hinchada de Deportivo Morón dejó la tribuna y salió directo a la calle. Allí, el cruce con la Policía, sobre la calle Almirante Brown, estiró la grisácea escena. Los piedrazos volaron y el tumulto generalizado creció de golpe, mientras los gases lacrimógenos produjeron una espesa nube blanca y disparos de bala de goma surcaron la atmósfera. Duró largos diez minutos la batalla campal, al menos un efectivo terminó con una herida superficial sumado al destrozo de móviles.
En este marco, los focos de sorpresa son demasiados. Se olfateaba un aire viciado desde que Andrés Soriano, a los 29’ del ST, dejó la cancha y una persona aplaudió la variante. Bufanda azul y amarilla apenas tapada por la campera, al lado de familiares directos de los delanteros. Piedra libre para este sinfín de cuestiones trasladadas a este episodio tristemente célebre. Explicaciones, inadmisibles. Difíciles de entender en tiempos de tanta locura.
Publicado por Hernán Gabriel Dufau - Dante Ariel Dufau
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