lunes, 27 de junio de 2011

PROMOCIÓN PRIMERA DIVISIÓN - PRIMERA B NACIONAL
River Plate 1 1 Belgrano -Córdoba-


Barbarie Monumental
La angustia por el descenso caló hondo y tardó segundos en convertirse en furia. Hubo destrozos en distintos sectores del estadio, luego clausurado, e ira desmedida afuera. Más de ochenta heridos, un policía grave y el barrio irreconocible.

La mirada perdida de Lamela en el medio de la cancha. Carrizo, abrazado, llora. Y Pavone, sentido, no cree este desenlace. Alrededor, un señor que intenta refugiarse en la platea, ayudado por familiares y un chico de 15 años, perplejo, no resiste la desazón. Se sienta y pone el corazón sobre la atmósfera. Muestra sólo una de las caras del dolor, mientras el padre intenta vanamente consolarlo. No pudo. Tal vez, no pueda durante algunos días hasta que la enrojecida cicatriz empiece a cerrarse.
Quiso ofrendar el último de los arrestos del alma. El repetitivo “soy de River” fue alzado en distintos momentos más por deseo e insistencia. Simples corazonadas que repiquetearon desde el inicio aunque reconocían el crítico panorama. El gol de Guillermo Farré sembró el impío y devastador silencio. Atroz. Diversificado en una agigantada dimensión. Tajante. Y la confundida y acentuada congoja también quema. Hiere, abruma y golpea.Nadie sabe perder. Menos la sociedad futbolera. No está preparada para que la derrota caiga encima de la cabeza. Para una mayoría, lamentablemente, no está dentro de la palestra de posibilidades pese a que esto sea irreal. Y el partido no alcanzó a terminar. Hostilidad total marcada entre la absortes. Los insultos arrimó la huella inicial. Los asientos fueron transformados en miles de puñales arrojados a la Policía y los bomberos que, a pura agua, no pudieron contener la desgarradora imagen. Sólo un paso separó al estupor de la locura. Trama conocida entre miles de ajenos.
Los míticos pasillos dejaron una de las marcas más chocantes. Pedazos de mampostería y vidrios desperdigados en cada baldosa. Restos de basura, bolsas de panes y hasta una panchera totalmente abollada. Corridas y el incesante sonar de las ambulancias. La postal da escalofríos. Miedo ante el inminente desenlace. Y detrás, cuatro jóvenes socorren a una chica visiblemente shockeada. Afuera, la impavidez de siempre. La represión desmedida y repleta de exageración. Vuelan piedras, el camión hidrante avanza sin reparos y la gente busca un refugio. Gases lacrimógenos acompañado por una decena de estruendos.
Pasó un largo tiempo y todavía el eco resuena incipiente sin tregua. Tremendo. Perdurable. Eriza la piel. Es más, una señora salió de su casa buscando una explicación. No se quiebra. Eleva la voz. Respuestas nulas para los destrozos desparramados por la ciudad. River Plate descendió a la B. Es cierto. A esta altura, inevitable. Y los vestigios del bochorno y el horror transgreden cualquier pensar. Lastima el espectro y agranda la lastimadura.


 
 
Publicado por Dante Ariel Dufau

1 comentario:

Anónimo dijo...

AGUANTE RIVER!!!
fer.q