martes, 22 de febrero de 2011

PRIMERA B METROPOLITANA
Temperley

El enésimo capítulo
Ricardo Dabrowski sostuvo la decisión, afirmada por la dirigencia, de borra a Andreoli y Cobelli, metió mano y encaminó la espera del clásico. El clima continúa bastante hot.


Es una historia sin final a la vista. Vueltas y sensaciones que braman desde diferentes costados. En el momento menos oportuno para locuras detonó una bomba. El entretiempo en Vicente López fue un lapso de separaciones abruptas. Palabras esbozadas que desencajaron una situación delicada. Las primeras marcas brotaron rápido apenas Ricardo Dabrowski asentó las salidas de Lucas Hure, el único salvado, más Ezequiel Andreoli y Sebastián Cobelli, quienes fueron apartados del plantel, antes del inicio del segundo tiempo frente a Acassuso. El 1-4 provocó una hendidura irreparable. A partir de ahí, los vestigios comenzaron a caer retumbando sobre la atmósfera.
“La sensación que me queda es difícil de explicar. No se comportó de la manera correcta, siempre quiso hacer esto y optó por sacarme del plantel”, le dijo el delantero a Locos x el Ascenso. Certeza de una postal grisácea, tras quedar desafectado. Matices expuestos todavía “sin entender el por qué se tomó esta decisión aunque era algo que venía pensando”, reflejó.
Pasaron nueve días pero la temperatura sigue en franco crecimiento. Sólo aplacado por el paso de los minutos aunque el sonidos de los relojes cortó el ínfimo hilo de tranquilidad. El director técnico probó en el último ensayo y mostró algo de claridad aguardando el clásico ante Los Andes, hoy a las 17:30. Las inclusiones de Leandro Sosa y Sebastián Souto en reemplazo de Andreoli y Cobelli serían las únicas modificaciones. En definitiva, el equipo sin confirmar: Alejandro Medina; Adrián Gómez, Nahuel Martínez, Leandro Sosa, Víctor Guiñazú; Emanuel Carreira, Nicolás Chiettino, Pablo Azcurra; Sergio López; Mauro Boaglio y Sebastián Souto. No sólo combate por agarrar una gota de calma, sino que además mantiene el deseo de estar entre los top.

Publicado por Martín Capaccio

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