El amor después del amor
Blas Giunta regresó de las vacaciones, tomó la posta y habló con Bazán Vera, que lo encaró sin rodeos. Reconciliación y algunas sonrisas que acercaron la continuidad del gran nueve.
Pasa en las familias más reconocidas. Roces, cimbronazos y peleas que generan profundos malestares. Sentimientos que chocan de frente. Palabras que cruzaron rápido de un lado hacia otro. Blas Armando Giunta (foto), todavía en Mar del Plata, había enmarcado un pedido. Marca subrayada que Daniel Bazán Vera escuchó. Fue el primer capítulo de una nueva historia, que caló demasiado hondo. Pero la calma volvió a Isidro Casanova.
Las excepciones en este caso no abundan. Son muy difíciles de encontrar pese a los denodados esfuerzos. Claro, una conversación seria y clara puede cambiar todo tipo de rupturas. No hubo quiebres en este caso, la relación estuvo al borde del colapso sin que nadie pudiera remediarla. El delantero no dudó un segundo en acercarse. Rompió el molde y encaró. Sanguíneo, luciendo la paz interiores que sólo los grandes pueden cargar, charló con el director técnico y hubo un acercamiento. Un manojo de minutos que devolvió algo de calma. La atmósfera siente los continuos golpes aunque estaría dado para que el símbolo, y referente, se quede. Paz y amor.
Publicado por Dante Ariel Dufau
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