Camino a la esperanza
La continuidad de Blas Armando Giunta está asegurada de palabra. Falta la rúbrica pero la CD tiró una propuesta y el acuerdo espera el momento cumbre. La calma regresó a Isidro Casanova.
Arrancó la pretemporada. Y él, no estaba. Pasó el primer día de entrenamiento. Atrás quedaron las diferentes sensaciones de insatisfacción. La marejada de resquemores pasó a foja cero. Días que sirvieron para la reflexión pura haciendo lugar al deseado arreglo. Y la palabra ceder comenzó a reiterarse con facilidad.
El tiempo marcó trayecto ríspido. Sinuoso que aceleró conjeturas varias. Pero todo cambió. El lazo fortificado por los días. Cada una de las marcas pegadas en la piel. Momentos de felicidad. Y esos, los menos, que todavía mantienen su estructura original. El mismo conjunto de vivencias, idas y vueltas, arrimó el desenlace tan esperado. Cuando el presidente Juan Antonio Echeverría levantó el teléfono encontró a un Blas Armando Giunta (foto) calmo y predispuesto a escuchar. La tranquilidad conceptual concluyó en el acercamiento de partes y el arreglo de palabra. En ese manojo de minutos, no saltaron las diferencias económicas que había remarcado distancias. Al final, el técnico seguirá estirando una historia que tendrá otro capítulo.
Publicado por Dante Ariel Dufau
La continuidad de Blas Armando Giunta está asegurada de palabra. Falta la rúbrica pero la CD tiró una propuesta y el acuerdo espera el momento cumbre. La calma regresó a Isidro Casanova.
Arrancó la pretemporada. Y él, no estaba. Pasó el primer día de entrenamiento. Atrás quedaron las diferentes sensaciones de insatisfacción. La marejada de resquemores pasó a foja cero. Días que sirvieron para la reflexión pura haciendo lugar al deseado arreglo. Y la palabra ceder comenzó a reiterarse con facilidad.
El tiempo marcó trayecto ríspido. Sinuoso que aceleró conjeturas varias. Pero todo cambió. El lazo fortificado por los días. Cada una de las marcas pegadas en la piel. Momentos de felicidad. Y esos, los menos, que todavía mantienen su estructura original. El mismo conjunto de vivencias, idas y vueltas, arrimó el desenlace tan esperado. Cuando el presidente Juan Antonio Echeverría levantó el teléfono encontró a un Blas Armando Giunta (foto) calmo y predispuesto a escuchar. La tranquilidad conceptual concluyó en el acercamiento de partes y el arreglo de palabra. En ese manojo de minutos, no saltaron las diferencias económicas que había remarcado distancias. Al final, el técnico seguirá estirando una historia que tendrá otro capítulo.
Publicado por Dante Ariel Dufau
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