San Martín -Tucumán- 1 0 Agropecuario
Yo, Matías
El ingreso de Ballini le cambió la cara a San Martín: sobre la hora metió la testa y arrimó el triunfo para subirse a la cima.
Con la cabeza puesta en el pujante epílogo de la temporada, San Martín utilizó esta jornada como un trampolín hacia la cima. Por scores ajenos, se aferró a la dulce esperanza. No fue una tarde lúcida, destellos apenas. De todas maneras, en La Ciudadela se vio una muestra de enorme generosidad, con verticalidad, sin claridad y que regaló emoción sobre la el final. Con todo por ganar, entonces, el Santo fue un torbellino. Lo terminó ganando con el ingreso de Matías Ballini, autor del gol agónico y delirio total.
Para San Martín significó, sin dudas, darle rienda a la creciente esperanza. Esta vez, De Muner mantuvo la teoría conocida que le dio dividendos y apostó con Imbert como una especia de eje. Lo de Juani fue intermitente. Demasiadas ganas fueron más una marca de confianza que lo que realmente termino sucediendo. Y así, el reloj corrió entre imprecisiones en medio de una lánguida lluvia.
Poco, casi nada, cambió el complemento. San Martín quiso más de lo que pudo. Agropecuario soportó estoico y bien ordenado, pero despojado de intenciones ofensivas. En el último tramo, la serie de cambios oxigenó al local y la inclusión de Matías Ballini le quitó el velo al marcador. Primero agarró la posta del medio, y después, sobre la hora, metió la testa para desatar la irrefrenable locura.
Las lágrimas de Ballini, las del hincha que peina unas cuantas canas en la tribuna, las del chico agarrado del alambrado. Así terminó San Martín, sonriendo y, de paso, soñando despierto.
Foto Prensa San Martín -Tucumán-
Publicado por Corresponsal (Tucumán)
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