PRIMERA D
Entrevista a Norman Glezerman, jugador de Victoriano Arenas
“Como el resto, ya me acostumbré”
En un mano a mano, Norman Glezerman habló de la situación que vive Victoriano Arenas. El reciente refuerzo asumió: “No es fácil entrenar escuchando los balazos”.
Nada ayuda. El alrededor desolado pone su tinte. Las palabras de cada integrante del plantel describe a la perfección como son los días en el club. El atardecer se torna lúgubre. Oscuro como sus calles y callejones. Norman Glezerman comentó como es llegar al club: “Entrenamos a la tarde, uno tiene la suerte de tener auto, ir acompañado por algunos compañeros pero hay chicos que van en bicicleta o caminando y por esas cuadras te la regalo”. Sinceridad pura. Aunque esta vez la redonda no es el tema central. Esa que tantas alegrías regala los fines de semana. La realidad que vive el país “la refleja Victoriano Arenas, cuando vas por primera vez no te dan ganas de quedarte y se te cruzan un montón de cosas por la cabeza”, dijo el defensor. El Riachuelo está a solo metros del estadio. El olor penetrante cala en los jugadores. Luego de haber jugado en Atlético Lugano, el nuevo integrante aceptó la propuesta y “como el resto ya me acostumbre a escuchar tiros o gritos y no es fácil tener que entrenar de esta manera pero es lo que nos toca vivir en este momento complicado que atraviesa la sociedad”, remarcó. La plata no es lo que abunda. Para hacer la pretemporada en Chapadmalal “hicimos una rifa y con lo que recaudamos nos fuimos, ahora terminamos los trabajos en Buenos Aires y tener que padecer esto no te da fuerzas”. Moneda corriente es hablar de robos. Ahora los clubes lo sufren. Pero contra la pasión no hay remedio. El cuerpo técnico como también sus dirigidos están esperando una pronta resolución. Y que la policía se haga presente en cada entrenamiento. Una enfermedad terminal a la que no se le encuentra cura. Aunque hay que ponerle punto final.
Publicador por Hernán Gabriel Dufau
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