jueves, 4 de noviembre de 2021

FEDERAL A
Deportivo Madryn 1 0 Racing -Cba.-

Y Seba, Seba...
Madryn lució solidez y bajó a Racing para subió por primera vez al Nacional. El testazo de Jeldres quedará en la historia.

Ya está. Ahora sí. Se rompió. Al fin. Se terminó ese maleficio de finales perdidas que anudaba pechos y perturbaba corazones aurinegros. Después de una peregrinación extensa, Deportivo Madryn dio el salto a la Primera Nacional y el deseo de Ricardo Pancaldo es una realidad divina. No hay maldición. No hay karma. No hay estigma que pueda con la fuerza de intentarlo una y otra vez, a pesar de los llantos, de las broncas, de las oportunidades escapadas. Y eso hizo el técnico, cuando la tristeza no lo dejaba ver con claridad después del cachetazo frente a San Telmo, que de eso se trataba. De levantarse y encarar.
Madryn asestó la profunda estocada: superó una pareja final a Racing por 1-0, le quebró la franca levantada y se llevó el primero de los pasajes para la segunda categoría. Tuvo un paso firme, a pesar de tramos opacos y supo afrontar este pleito como ameritaba ante las 8 mil personas que fueron testigos del éxito histórico.
Hubo otra tesis en la final, distinto a las intenciones que venía exhibiendo Madryn a lo largo de toda la extenuante temporada. En la tarde de Sarandí no hubo juego atildado. No. Supo elegir otra teoría el cuerpo técnico. Y le salió bien de arranque. Los cambios volvieron a oxigenar el equipo. Pero cada pieza que ingresó cumplió con su propósito y empezaron a abrazar la esperanza.
El 4-4-2 esta vez tuvo una dupla de volantes centrales que presentó batalla y panorama. Fabio Giménez y Marco Pérez pusieron tripa y corazón en el medio. Invitó a la Academia a adelantarse, a zambullirse y dejar espacios. Aprovechar esos pequeños huecos fue la premisa y cuando no fallara en la defensa. Eso funcionó. La de Marinucci culminó con un centro medido para que Jeldres metiera una cabezazo letal. Sí, 1-0 y delirio.
Los minutos pasaron y Racing no podía. Y a medida de que avanzaba el reloj, Madryn sentía más seguro. Pudo haber padecido el empate, pero Leandro Fernández se nubló al final tras un regate excelso. Poco importó después del pitazo de Adrián Franklin que aniquiló todas las tristezas del cercano pasado.
Ya era tiempo de sonreír. Y dar el salto tantas veces soñado.

Publicado por Hernán Gabriel Dufau

No hay comentarios.: