San Lorenzo 1 0 Independiente -Chivilcoy-
Rojo de desilusión
Independiente estuvo a la altura, pero Tarragona salvó del papelón a un San Lorenzo escuálido: 0-1 y adiós al sueño copero.
Duele en el corazón. Era el partido. Para Héctor Olmedo. Para Facundo Tumbesi. Para Independiente. Y lo vio pasar. Es un puñal verificar en una atmósfera tan caliente, en un estadio designado para la ocasión, con todo en contra, el destello de jerarquía de un San Lorenzo descolorido. No alcanza con las ganas. No alcanzan las motivaciones de vestuario. No alcanza con el irrefrenable deseo. Para dar el golpe se precisa un aval colectivo. Sostenerlo con mayor decisión, con otra eficacia en el área.
No era cualquier noche. Tampoco un rival más. San Lorenzo venía con antecedentes recientes opacos: el empate insípido contra Huracán y vestigios de un juego que no continúa sin aparecer. Igual, si se le pretende ganar a un Ciclón con algunas individualidades no se pueden realizar concesiones de ningún tipo.
Con oponentes de esta magnitud eso se paga y con derrotas dolorosas. Hubo dos partidos en uno. Durante el primer tiempo, Independiente arremetió contadas veces con cierta timidez. Y el complemento arrimó la búsqueda de mayor ambición por parte de Rubén Insúa. Hasta que Cristian Tarragona puso el 1-0 y fijó la diferencia.
No alcanzó con buenas voluntades, con el esmero de un equipo esperanzado, con el entusiasmo del entorno. La verdad del score dejó desnuda una marca que lastima. Y que sacude.
Publicado por Martín Capaccio
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