Nueva Chicago 1 0 Quilmes
La vida en Paz
Chicago venció por 1-0 a Quilmes y es semifinalista del Reducido. Con un gol de Agustín, destrabó el cerrojo del delirio.
Cuando alguien consulte qué significa la ilusión será cuestión de mostrar las tribunas de Mataderos: porque además de ese enorme respaldo, dosis de carácter, borbotones de confianza, convicción, determinación, revertir un momento complejo, promover pibes de la cantera, mantener la intensidad, el que la gente crea, la ilusión es, sobre todo, hacer feliz a esos hinchas de un estadio que aún vibra, no frena de moverse de acá para allá. En síntesis, la ilusión es darle razones concisas a la resplandeciente esperanza de los simpatizantes.
Porque Montenegro, su Chicago, se carga a un final de torneo agrio, aguanta a un Gimnasia y Tiro enérgico y después supera a Quilmes. Un compendio de emociones. Fuertes. En menos de un mes, quizá de las más pesadas, en ese lapso, pudo volver a ser.
Y arrastró a un Quilmes que es ordenado, exhibe compromiso y buenas sociedades, pero que además tuvo una falla garrafal: se quiso llevar por delante a un Torito mesurado e inteligente. No fue todo: Rondina esperó que Chicago sufriera en su mismísimo terruño. Este es un team corajudo y se sabe que si algo no ha modificado el Lobo es justamente esa ecuación repleta de vigor.
Ahí está Chicago. Alegre, resiliente, vivaz. Pudo sobreponerse a capítulos tristes, mientras el estruendoso silencio tejió su cruda telaraña. Y el gol de Agustín Paz lo llevó a delirar. Otra vez en un tramo cumbre. En semifinales. Y con los deseos intactos, todos latentes.
En definitiva, claro, de eso se trata. Porque la historia continúa, con la prestancia de Montenegro, su impronta, su trabajo, sus conocimientos. Así, esas tribunas elevan el optimismo y la vida sigue en Paz.
Publicado por Hernán Gabriel Dufau
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