Locos x el Ascenso

PRIMERA B METROPOLITANA
Sarmiento -Junín-

“Es una decisión irrevocable”
El presidente Fernando Chiófalo, acompañado por el resto de la CD, se alejó del cargo tras las distintas pintadas en el club y en su casa. “Excede lo deportivo y duele mucho que suceda esto”, le dijo a Locos x el Ascenso.

La pelota dejó de rodar pero el dolor de la frustración luego que el ascenso a la BN se le escurriera de las manos caló muy hondo. El paso de los días, la determinación de culminar el ciclo de Mario Finarolli y concretar la llegada de Néstor Ferraresi parecían abrir otra página en el presente, que volvió a resquebrajarse terminando en una resolución drástica. Maduró en horas el nocaut menos esperado que repercutió en la cúpula de la institución. Diversas personas mostraron su enfado y la total disconformidad al presidente Fernando Chiófalo (foto) y al vice Carlos Perkusic mediante pintadas con mensajes duros y agravatorios. “Es un hecho totalmente repudiable y que nada tiene ver con lo deportivo, lo excede y duele mucho que suceda esto cuando uno da mucho más de lo que debería por el club. Lo único que querían era que renunciara y deje el cargo que actualmente estaba ocupando”, le reflejó el mandamás de la institución a Locos x el Ascenso. Herido en sus sentimientos por el club, dejó en claro que dio un paso al costado tras este hecho: “Las paredes de mi casa y del club estaban pintadas con distintos mensajes contra mi persona y durante el día amenazaron de muerte a una de mis hijas. Es una decisión que en este momento es irrevocable”. Partiendo del punto remarcado, el resto de la dirigencia resolvió en forma unánime dejar libre sus bancas por lo que de quedar asentado se llamaría a Asamblea Extraordinaria para el nombramiento de nuevas autoridades. Y a este tema se agrega si finalmente el flamante director técnico, elegido hace días, tomará la posta del equipo. Incertidumbre y repudio son las marcas que se pegan en la piel empañando el cercano futuro.

Foto gentileza www.diariodemocracia.com
Publicado por Martín Capaccio