domingo, 25 de diciembre de 2011

MANO A MANO

Nota a Ramiro González -Ethnikos Assia-

“No tengo ni una foto con Pires y Ravanelli”
Ramiro González es oriundo de Junín y cuenta una historia repleta de vivencias desde Chipre. Tiene un pasado en River Plate y Francia, pero no olvida el retorno al país antes del despegue para radicarse en el Viejo Continente. Adora el asado a la distancia, aunque, hoy en el Ethnikos Assia, toma costumbres con tinte foráneo. Y, ahora, saca una línea de guantes. Top.

- ¿Cómo describís el inicio de tu carrera?
- Difícil. A los 14 años viajé a Buenos Aires, fui a River Plate, luego a Independiente de Avellaneda y de ahí a Francia en 1998. Un mundo nuevo y diferente. Estuve casi una temporada y media en Olimpique de Marsella, un club increíble. Luego estuve en Escocia, pero tuve un problema familiar muy grave en el 2004, decidí regresar al país y arreglé en La Plata FC. Estábamos genial, como un equipo del Nacional B, salimos campeones del Argentino B y en el A estuvimos bien, aunque no pudimos ascender. La verdad, una pena, cosas del fútbol.
- ¿Qué cambió en vos viajar desde chico a Europa?
- Hay cosas que siempre se extrañan. No es fácil, pero la verdad que anduve por muchos lados, siempre fui muy abierto y no tuve miedos ni problemas de viajar e irme a lugares desde tan chico. Ahora hace tres temporadas que estoy en Chipre. Es más, me casé con una chica de acá y tengo la suerte que está embarazada de tres meses. Estoy feliz.
- ¿Podés resumir en una palabra semejante aventura?
- La verdad que sí hay una. Amo ser arquero. Llegué a jugar al fútbol por trabajo de tantos años, logré hacer mi propia marca de guantes y en dos semanas me llega el primer modelo. No es fácil establecerse en el fútbol ni en el ambiente. Por eso, creo que sacrificio es una palabra que resume muchos puntos diferentes.
- ¿Qué te sorprendió apenas llegaste a Francia?
- Fue todo muy rápido. Cuando me empezaron a citar en la reserva de Independiente, salió la posibilidad para irme a Francia, con 18 años recién cumplidos, algo increíble. Llegué a Marsella, me llevaron derecho a la pretemporada con el primer equipo y antes de acomodar mis cosas estaba entrenando con Pires, Ravanelli, Dugarry y muchos más. No era el único argentino. También compartía el plantel Berizoo, Pablo Calandria y Daniel Montenegro. Estaba en una nube.
- ¿Qué sensación tuviste de tenerlos a tu lado?
- No era una sola. Entrenar con campeones del Mundo como Pires y Dugarry fue increíble. Cracks adentro como jugadores y afuera mostrando humildad. Era muy chico, tímido, los escuchaba y respetaba mucho. Ni una foto me saque con ellos, me daba vergüenza pedírselo porque eran compañeros y claro, ahora me arrepiento cada vez que la pienso, ja, ja.
- ¿Fue complicado tener que irte?
- En la Reserva éramos tres arqueros. Uno era Cédric Carrasso, hoy en el Girondins Bordeaux y el otro era Steeve Elana, que ahora está en Brest. Hubo cambio de director técnico, llegó Bernard Casoni e hizo limpieza en el plantel. No le caían bien los argentinos y los cuatro nos tuvimos que ir.
- Y de ahí, ¿sin escalas a Escocia?
- No. Estuve entrenando quince días en Atlético Madrid B. No sé qué sucedió al final cuando pensé que estaba todo echo y tuve la suerte que salió una oportunidad de ir a Escocia.
- ¿Qué sentiste apenas pisaste Escocia?
- Fue a mediados del 2000. Es un país muy lindo. Y en lo deportivo tiene similitudes con Inglaterra. Los hinchas son muy fieles y esperan los fines de semana para ir el sábado a la cancha. La gente vive para eso en el Reino Unido. Están metidos en sus cosas durante una semana y quieren que llegue el día del partido. Es una lástima que el fútbol esté pasando por un momento malo en lo económico.
- ¿Te cruzaste con algún argentino adentro o afuera?
- Con varios. Muchos, pero el que más me marcó fue el Alberto Carranza. Jugamos juntos en el Raith Rovers en la First Division. Un grande como tipo, tranquilo y un jugador bárbaro. Él, antes, había estado en el Dundee FC y conocía todo.
- ¿Se te hizo más fácil la vida en Escocia que en Francia?
- No, fue mucho más duro. El idioma francés pude aprenderlo rápido. En cambio, el inglés no lo manejaba del todo bien y encima tienen un acento jodido, pero pude agarrarlo de a poco.
- ¿Qué recordás de España?
- Tengo una mezcla de sensaciones. Allá jugué en la B y en la C. El ascenso español es complicado, tiene partidos muy feos y donde no se juega a nada. Ahora el fútbol, salvo Primera y Segunda División, está muerto. No tienen un euro.
- ¿Y qué encontraste en Chipre?
- Todo. Un lugar hermoso, paradisíaco, con unas playas divinas y mucho calor. El fútbol es distinto. Hay muchos extranjeros, se juega de otra manera mucho mejor y el nivel es bueno. APOEL es un ejemplo, que metió esta temporada entre los 16 mejores de Europa. A la vez, es doloroso que la crisis general esté golpeando tanto a los clubes. Lo curioso es que siempre jugás con sol y calor, casi nunca frío. En verano hace entre 40 y 45 grados todos los días, es sofocante más que nada en la pretemporada y se hace duro. Nunca viví algo igual, no se puede parar de transpirar.
- ¿Es complicado el día a día?
- Tengo que ser cuidadoso con lo que digo porque juego acá y mi mujer es chipriota, pero muchos clubes padecen los problemas económicos. Acá, además, se dividen por las ideologías políticas. Están los equipos de derecha y los de izquierda. Increíble, pero una realidad.
- ¿El hincha es pasional o le da lo mismo?
- El chipriota en sí es verborrágico. Son muy locos. Siempre hay alguna puteada, es parte del futbol, aunque nada raro. Por ahora no me pasó, ja. El tema es si jugás en un grande que te conocen todos y a veces se torna difícil porque es una país chico. Ahora estoy en la B e igual la gente me conoce mucho.
- ¿Qué costumbre traerías a la Argentina?
- Claro. Frappé frío en verano. Es café frío y batido con hielo y algo de leche. Es la única manera de tomar café durante estos meses. Me encanta cuando hace mucho calor, además te levanta a full.
- ¿Y qué llevarías a Chipre?
- Sin dudas, asado. Acá comen mucho cerdo, cordero y pollo hecho al spiedo. Es típico de ellos, se llama Sublaqui. La verdad es muy rico. Igual, no soy de los que hacen el asado, sino miro cómo lo hace y luego lo como, ja, ja. Ah, obvio, también traería a mis padres, mi abuela y mi hermana.

Publicado por Dante Ariel Dufau

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