Quilmes 2 2 San Martín -Tucumán-
Espuma milagrosa
San Martín ganaba 2-0 cómodo, pero Quilmes tomó un sorbo de astucia y hasta pudo ganarlo. Logró una meritoria parda.
¿Cuál es el colmo de un San Martín de Pablo De Muner? Sin ninguna duda éste: bajar la intensidad en el tramo candente. La fortaleza física del equipo y sobre todo la mentalidad que forjó el técnico no admite semejante merma durante el cuarto de hora final.
Los primeros fueron una continuidad del presente: un Quilmes que quiso medir fuerzas y que se chocó contra un paredón. Un juego ya visto, que parecía indefectiblemente terminar en otro golpe. ¿Tal vez San Martín se relajó por la esbelta ventaja? ¿Tal vez el exceso de confianza pronosticó la frustración ajena? Lo cierto es que se desplomó, como si no hubiera mirado jamás el reloj.
Y del otro lado se vio a un Quilmes que lo siguió intentando, sin un juego demasiado fluido, acaso por fuera de la idea sofisticada de Benítez, pero con esperanza y mentalidad aún cuando el duro contexto y el 0-2 lo tiraba para abajo. Y lo empate de obstinado. No sólo el empuje, por la valentía y el fragor impuesto sobre el epílogo.
Parecía mucho para un Quilmes que torció lo que se tornaba predestinado: en una noche paralela, el tropiezo hubiera sido inexorable. Pero nunca bajó los brazos, con Acosta picante desde su ingreso y un esfuerzo generoso, y empató un match que deberá usarlo de trampolín.
Publicado por Dante Ariel Dufau
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