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Hasta luego, Trinche
Tomás Carlovich, leyenda de nuestro fútbol, falleció a los 74 años, después de no superar una operación. El miércoles fue internado tras sufrir un golpe en la cabeza durante un asalto.
Aún convaleciente por el golpe que recibió durante un robo el pasado miércoles, cuando lo atacó un adolescente para sacarle la bicicleta, Tomás Carlovich fue internado de urgencia. El duro traumatismo en la cabeza terminó siendo letal y murió a los 74 años tras no poder superar una intervención quirúrgica este viernes.
El Trinche se convirtió en una leyenda de nuestro fútbol el 17 de abril de 1974. ¿Qué pasó? La Selección Argentina, dirigida por Vladislao Cap, se preparaba para el Mundial de Alemania Federal y disputó un amistoso contra un combinado de Rosario en el cual estaba Carlovich. Y él, tal lo marcan las crónicas de la época, cautivó a las 35 mil personas que asistieron al estadio de Newell's.
Reza la historia que en ese match maravilló a todos por su gran fluidez y la majestuosa habilidad, algo que no era novedad para los anfitriones. A los 15 del segundo tiempo fue sustituido por José Berta, según comentan a pedido de Cap, mientras una cortina de aplausos atronó en su caminata al banco los suplentes. Claro, la selección lucía atónita, bailada y padecía un tremendo 0-3.
El tiempo empezó a acariciarlo con su merecido reconocimiento. Diego Maradona, por caso, contó apenas arribó a Newell’s en 1993: “Creía que era el mejor, pero desde que llegué a Rosario escuché maravillas de un tal Carlovich, así que ya no sé”. En febrero se encontraron cuando el Gimnasia de Pelusa viajó a Santa Fe y le firmó una camiseta de Central Córdoba a Carlovich con una dedicatoria que decía “al Trinche, que fue mejor que yo”.
La bendición de este romance gira en torno a la pelota 🔵🔴⚽ pic.twitter.com/kIwTfuw4WU— Central Córdoba (@centralcordoba) February 14, 2020
Lírico, rápido, vivaz. La trayectoria de Tomás Felipe arrancó en 1969 en Rosario Central. Después pasó a Flandria y vistió por primera vez la casaca de su amado Charrúa en 1972, donde tuvo otros dos ciclos. Ovaciones, sinfines de aplausos y el cariño recíproco marcaron a fuego ese feeling inalterable. También estuvo en Independiente Rivadavia, Colón, Deportivo Maipú, Andes Talleres y Newell’s Old Boys de Cañada de Gómez. Adiós, maestro.
Publicado por Corresponsal (Rosario)
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